lunes, 8 de noviembre de 2010

DÍA 18: JUNTOS PARA SIEMPRE

Por fin había llegado el día más importante de nuestras vida, ya nunca más volveríamos a estar separados, el 18 de Octubre salíamos a las 5 de la madrugada hacia Lang Son para encontrarnos con nuestra hija Aitana para siempre. Todos estábamos muy nerviosos, los chicos de traje y las chicas de pantalón y manga larga tal y como exigen las autoridades de Lang Son, en el autocar nadie hablaba, intentábamos conciliar el sueño ya que nos quedaban 4 largas horas de viaje pero no era fácil por los nervios y por la carretera, el camino hacia Lang Son es horrible y eso que teníamos suerte ya que era temprano y el tráfico no era tan caótico. Nos acompañaban Tuan (representante de Interadop) y Pablo (nuestro intérprete). Paramos en el camino a descansar y a estirar las piernas pero enseguida continuamos nuestro viaje.

Sobre las 9 de la mañana llegábamos a Lang Son. Nos bajamos del autocar y entramos en un edificio, subimos unas escaleras y de frente había gente sentada en unos bancos, y a la derecha entramos como en una Sala de Juntas con una mesa rectangular con sillas alrededor y de frente el busto de Ho Chi Minh. Enseguida nos empezaron a llamar familia por familia, y según iban entrando unos los demás nos quedábamos cuchicheando nerviosos, bueno, algunos estábamos histéricos, yo pensé que me iba a dar un infarto porque mi corazón parecía una locomotora. Nos tocó el turno y nos pasaron a una oficina pequeñita en dónde se encontraba la juez, nuestro traductor, nosotros y detrás algunas personas que no sabíamos quienes eran, y tras algunas preguntas por parte de la jueza que Pablo nos traducía y nosotros contestábamos, regresamos a la Sala de Juntas con el resto de nuestros compañeros. Cuando llegamos, ya estaban las cuidadoras con nuestr@s hij@s, y estaban todas sentadas detrás de nosotros. Nos acercamos a Aitana, le dimos un beso, jugamos con ella y entró la jueza con Pablo, Tuán y otras autoridades de Lang Son. Después de llamarnos familia por familia para firmar un montón de documentos, Eduardo leyó la carta de agradecimiento por nuestra parte y la jueza contestó de la misma manera, y finalmente procedieron a la entrega de nuestr@s hij@s. Nos iban llamando familia por familia, nos situabamos delante del busto de Ho Chi Minh y nos entregaron por fin a nuestra princesa vietnamita para siempre, ¡¡que momentazo!!, no hay palabras para describir lo que sentíamos. La cogimos en nuestros brazos y regresamos a nuestros sitios. Enseguida terminó la ceremonia, sobre las 12h., salió todo el mundo de la sala y nos quedamos los felices papás con nuestr@s hij@s, ¡¡que felicidad!!, Aitana ya estaba con nosotros para siempre y como dice la canción de este blog "Nunca mas sola frente al mundo". En ese momento, todos los padres procedimos a cambiar a los niños pañales y ropita, y al terminar bajamos y nos subimos a nuestro autocar rumbo a Hanoi.

La vuelta a Hanoi fue maravillosa, nuestra pequeña princesa se quedó dormida en mis brazos, tras cambiarla y darle su primer biberón, y se agarraba a mí con aquellas manitos pequeñas fuertemente como diciendo por favor mamá no me dejes y espero al despertar que estés aquí. Su papá y yo la mirábamos con una cara de felicidad que sólo las fotos que nos sacaron lo reflejan claramente, no podíamos parar de mirarla y nos mirábamos entre nosotros y nos entendíamos perfectamente, ¡¡¡que felices éramos!!!.

Al llegar al hotel nos recibió todo el personal, todos querían ver a los niños y tras una breve parada, subimos cada uno a sus respectivas habitaciones. Ese día no la bañamos, pues estaba asustada y no paraba de llorar. Cuando bajamos a cenar, todos coincidían exactamente en lo mismo, al entrar en la habitación se habían puesto todos histéricos, pobrecillos. La habitación era enorme y muy bonita, espaciosa, es decir, sin agobios, pero ellos se sentían asustados, era lógico. Subimos, jugamos un poquito con ella, le dimos su bibe y se quedó dormida, ahí nos cebamos a fotos, y la contemplábamos como dos tontos pero felices.

1 comentario:

  1. Precioso momento...me lo imagino y se me ponen los pelos de punta, gracias por compartirlo.

    Besos, Ester

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