sábado, 20 de noviembre de 2010

DÍA 27: ADIOS HANOI, HASTA PRONTO...

Hoy es un gran día en todos los sentidos, un día de sentimientos encontrados, por una parte volvemos a casa y a ver a la familia, ¡¡que felicidad y que ansiedad!! y por otro lado abandonamos Vietnam, el país que nos ha dado lo mas preciado de nuestra vida, a nuestra hija Aitana.

Nos hemos levantado y hemos bajado a desayunar como todos los días. Allí estaban todos nuestros compañeros, ya amigos de aventura en Vietnam. Después subimos a las habitaciones para hacer las maletas y a continuación nos fuimos a comer a la terraza que tanto nos gustaba para despedirnos de Hai, nuestra amiga vietnamita. Era un día de mucho viento y había bajado la temperatura, después de estar 17 días con un calor húmedo insoportable, y no pudimos comer en la terraza, así que lo hicimos dentro. Al llegar ya vimos a Hai, y le dijimos que nos íbamos, nos preguntó cuando y al decirle que ese mismo día, dentro de pocas horas, se sorprendió y se entristeció. Intercambiamos nuestros correos electrónicos y después de comer nos fundimos en un inmenso abrazo y nos fuimos al hotel a terminar de hacer las maletas y a las 16:30 nos vinieron a recoger para llevarnos al aeropuerto.

A las 16:30h. estábamos todos con las maletas en recepción, nerviosísimos, deseando volver a casa. El personal de Interadop ya estaba allí y nuestro autocar en la puerta. Tan sólo faltaban Leo y Patri que no sabíamos porque motivo no bajaban y empezaron las despedidas. Todo el personal del hotel salió a despedirnos, y yo no pude contener las lágrimas, quería volver a casa, necesitaba urgentemente ver a mi familia, los había echado muchísimo de menos y quería que conocieran al nuevo miembro, pero habíamos estado tan bien allí, nos habían tratado tan maravillosamente todo el personal del hotel, que no me pude contener y con mi hija en brazos empecé a llorar al despedirme de cada uno de ellos. Subimos al autocar, Óscar se sentó en la ventana y yo a su lado con Aitana en brazos, y cuando miro hacia la puerta del hotel, veo a todo el personal en fila diciéndonos adiós con la mano, sonriendo, como siempre son ellos, y haciendo gestos cariñosos hacia los peques. El autocar se puso en marcha y durante un buen rato yo no pude parar de llorar. Tardamos como una hora en llegar al aeropuerto y yo no paraba de observarlo todo, iba pensando que a pesar del calor, la polución, la contaminación acústica y el caos, le habia cogido un cariño tan grande a aquel país y habían sido 18 días tan maravillosos, que todo lo negativo que habíamos vivido se había quedado en el olvido, y al menos en ese momento tan sólo podía recordar todo lo positivo y en mis brazos tenía el mayor tesoro de mi estancia y de mi vida, a mi hija Aitana.

Llegamos al aeropuerto de Noi Bai y después de embalar las maletas, dar de merendar a los peques y cambiarlos, enseguida nos llamaron para facturar. A continuación pasamos todos los controles y al entrar en la zona de embarque ya nos relajamos. El tiempo se nos pasó muy rápido porque éramos muchos, tan sólo se habían quedado de los 14, Marta y Fernando con su hija Helena que saldrían mas tarde en dirección París.

El primer vuelo duró casi dos horas y se nos pasó enseguida. Nos tocó en la fila del centro y los cuatro asientos estaban ocupados por Angélica, David, Óscar y yo, y como delante teníamos un pasillo, Paula y Aitana podían jugar en el suelo. El siguiente vuelo, Bangkok-Madrid duró 12'30h., de las cuales Aitana durmió casi 9 horas, fue buenísima.

Llegamos a Madrid y ya nos sentíamos como en casa, lo peor fue despedirnos de todos nuestros amigos, yo daba vueltas y no sabía como hacerlo, sabía que estaba sensible, que les había cogido muchísimo cariño y que me iba a poner a llorar y no quería dar la nota, y... llegó el momento, me fuí despidiendo de uno en uno, e igualmente de los peques, no podía parar de llorar, y no olvidaré el abrazo de Inma, un abrazo inolvidable, me miró y me dijo, no llores o lloraré yo también, y así fue, un intenso abrazo y una amistad para toda la vida.

En Madrid nos quedamos dos familias, Leo y Patri con su hija Lucía, y Óscar y yo con nuestra hija Aitana. Nos fuimos a tomar algo ya que nos quedaban 5 horas para embarcar, paseamos por el aeropuerto, intercambiamos anécdotas de Vietnam y conocimos a una mamá con sus hijas chinas, una de 7 años, Eva, del Norte de China, y otra de 6 años, Pei Pei del Sur, muy parecida a las nuestras que son del Norte de Vietnam, frontera con China. Eva era increíblemente cariñosa, y Pei Pei estaba con su mamá porque tan sólo llevaban un año en España.

Llegó la hora de embarcar y en la fila de embarque nos mandaron como siempre pasar a nosotros con los niños y me encontré con mi compañera Mary que venía de una reunión, y mientras hablaba con ella se acercó a nosotros una chica alta, morena y ojos claros, venía con lágrimas en los ojos y nos preguntó si veníamos de Vietnam, le dijimos que sí, y nos dijo que tenia asignada una niña vietnamita y que en dos o tres meses viajaría. Embarcamos y el avión iba medio vacío, así que Aitana se pasó los 50 minutos de vuelo en brazos de las azafatas. Estuvieron las tres con nosotros hablando y jugando con la peque casi todo el vuelo, y ella feliz, riéndose con ellas.

A las 15h. aterrizábamos en el aeropuerto de Alvedro, ¡¡por fin estábamos en casa!!, la emoción y los nervios nos invadían. Llegamos a la zona de las cintas para recoger las maletas y al abrirse las puertas exteriores Patri y yo vimos a nuestras familias, así que ... ya empezamos a llorar. Intentamos tranquilizarnos para no hacer llorar a las familias, pero tras recoger las maletas, y salir por la puerta, ya vimos a toda la familia sacando fotos. Sin duda, lo primero, un gran abrazo con mis padres, emoción, llanto, alegría, ¡¡¡como los quiero!!!.

Salimos del aeropuerto en dirección a casa. Estábamos agotados pero a pesar de ello queríamos estar con nuestras familias. Hacía un día precioso en la ciudad, sol y muy buena temperatura, hacía bastante calor. Llegamos a casa y cuando bajamos del coche, ¡¡¡sorpresa!!!, teníamos la barandilla de las escaleras, el porche, etc, lleno de globos, de molinos de viento, de flores y al llegar a la puerta principal, una gran pancarta con un cuento y unas fotos dedicado a Aitana. Mi madre había escrito el cuento en el que le contaba a mi hija quienes éramos los de las fotos, las ganas que teníamos de abrazarla, lo que la queríamos y lo feliz que iba a ser toda su vida. A mí, como siempre, me empezaron a caer las lágrimas por la emoción, ¡¡¡que idea mas maravillosa!!! ¡¡¡que recuerdo mas bonito!!!.

Nuestro perro Yako, nuestro pastor alemán, estaba contentísimo, pero Aitana estaba asustada. Entramos en casa y nos dijeron que subiéramos a su habitación, así que lo hicimos y al abrir la puerta, nos encontramos un montón de perchas con vestiditos, leotardos, capotitas, incluso una camiseta de bebé rosa que ponía "Bienvenida Aitana".

El recibimiento no podía haber sido mejor ni mas bonito. Todos éramos inmensamente felices y yo me sentía tan feliz de tener conmigo a mis padres, a mi marido y a mi hija, que no me lo creía.

A partir de este día, empezaba una nueva etapa en nuestras vidas, que desde el día 28 de Octubre hasta hoy día 20 de Noviembre, no pudo ser mas bonita. Aitana es una niña sana, alegre, duerme y come estupendamente y los tres nos adoramos mutuamente.

¡¡¡Bienvenida Aitana!!!, y ¡¡¡Gracias Vietnam!!!.

DÍA 26: ÚLTIMAS COMPRAS Y COMIDA EN EL "SALSA"

El penúltimo día salimos de compras Inma, Yolanda, Vicen, Joaqui, Marian, Eduardo, Óscar y yo con los 5 peques. Después de visitar varias tiendas y comprar un montón de regalos, se me ocurrió entrar en una tienda que me llamó la atención. Allí encontré unos maravillosos trajes típicos vietnamitas para mi hija Aitana y para mí, así que como ya teníamos los "non" (típicos gorros vietnamitas), con eso ya teníamos el vestuario completo. Los trajes eran preciosos, tan bonitos que no sabíá cuál elegir, y después de elegir uno rojo precioso para Aitana, me probé unos cuantos para mí y con la ayuda de mis compañeras, me compré uno verde fantástico. Al bajar las escaleras había unos "palillos" con unas fundas de seda preciosos que también compré para completar el vestuario y para regalo.

A continuación decidimos ir a comer al "Salsa", el restaurante cubano al que habíamos ído de picoteo el día anterior y que tanto nos había gustado. Pedimos para picar un montón de tapas, tortilla, chipirones, queso, chorizo, costilla de cerdo... y después unos sabrosísimos platos de pasta, entrecot, y para culminar la comida, unos deliciosos postres como mouse de chocolate, crepes de helado con plátano, etc.

DÍA 25: COMIDA-CELEBRACIÓN DE DESPEDIDA

Nos quedaban dos días para regresar a casa y todo el grupo decidimos hacer una comida de despedida, así que quedamos a las 13h. delante de la catedral ya que algunos teníamos que hacer algunas compras y salimos antes del hotel.

Después de hacer las compras y ya en la zona de la catedral, decidimos entrar en un restaurante cubano "Salsa" que tiene comida occidental para tomar unas tapas antes de comer con el resto del grupo ya que unos días antes Óscar y yo lo habíamos encontrado y nos había gustado mucho. Bueno... os podéis imaginar, después de tantos días comiendo comida vietnamita y ansiosos de probar comida occidental, aquello fue un lujazo. Pedimos tortilla de patata y chipirones fritos para picar, y nos pusimos las botas.

A las 13:30h. nos encontramos con el resto de compañeros delante de la catedral y nos dirijimos al restaurante que Marta y Fernando habían sugerido para la celebración de despedida, y cuál fue nuestra sorpresa cuando llegamos a allí y vemos que es el mismo restaurante al que nos habían llevado Blanca y Amanda, las chicas chilenas que conocimos paseando por las calles de Hanoi.

Nos pusieron en una mesa enorme en forma de "L" ya que éramos 14 adultos y 8 sillas de paseo con sus respectivos bebés, y comimos fenomenal. Comimos ostras a la brasa, gambón con salsa de coco, cangrejo en salsa tamarindo, pinchos de cerdo y pollo, arroz amarillo, etc., en fin... nos pusimos "moraos".

Al terminar nos sacamos un montón de fotos (claro, como teníamos pocas, jaja) para no olvidarnos jamás los unos de los otros, lo cuál no será posible ya que la relación es estupenda y hemos creado una gran familia ya que todos somos tíos de todos y los peques todos son primos de todos, "postizos", pero al fin y al cabo, tíos y primos.

DÍA 24: COMIDA EN EL "CHA CA LA VONG" CON SILVIA Y ALFONSO

Hoy habíamos quedado a las 11h. con Silvia y Alfonso en el hotel y a esa hora exactamente estaban allí. Nos dimos un abrazo y un beso y conocieron a nuestra hija Aitana. Le regalaron un osito con el que Aitana duerme todas las noches y es su peluche preferido.

Nos fuimos paseando a tomar algo antes de comer, y como era habitual nos fuimos a la terraza del Centro Comercial ya que Silvia y Alfonso no la conocían y se estaba muy a gusto. Estuvimos ahí un buen rato charlando y nos sacamos unos fotos los cinco.

A la hora de comer nos llevaron a un restaurante típico vietnamita, el "Cha Ca La Vong", que está en la calle Cha Cá, enfrente de la oficina de Alfonso y en una de las "36 calles".

Al entrar nos sorprendimos, era el típico restaurante vietnamita en el que jamás se nos habría ocurrido entrar, Óscar lo define como cutre y yo como tétrico, jajaja, pero resultó ser "fantástico". Nos dijeron que teníamos que subir al segundo piso y nos quedamos atónitos, pues eran una escaleras muy estrechas y con unos escalones altísimos, así que pensábamos... ¿y cómo vamos a subir con la silla de la niña?, bien, pues Óscar subió a Aitana en brazos mientras Alfonso subía la silla. Al llegar a arriba nos encontramos un comedor lleno de vietnamitas, se veía que un lugar típico de ellos y nos pusieron en la única mesa que había libre y había un olor muy especial. Degustamos el único plato que sirven allí y que se llama "Cha ca" que es un especie de pescado frito con eneldo y los típicos noodles vietnamitas.

Nos ponen en el centro de la mesa un wok (como una sartén) encima de un hornillo, y tú mismo terminas de cocinar el pescado mezclándolo con las verduras y el aceite, y por supuesto hay que comerlo con palillos o nunca sabría igual, estoy convencida.

La comida resultó estar exquisita, nos encantó, así que lo recomendamos a todos los que posteriormente viajen a Hanoi y estamos muy agradecidos a Silvia y a Alfonso por esa comida estupenda y ese día tan maravilloso que pasamos juntos.

Nos despedimos de Silvia y Alfonso y nos dirijimos a descansar un ratito al hotel, el calor de Hanoi es agotador y aunque no lo solíamos hacer ya que los peques dormían en sus sillas, ese día nos hechamos una siestilla en la habitación. Al levantarnos, ya era de noche, nos fuimos a dar un paseo a la plaza de Ly Thai Tó, y estaban allí Marta y Fernando con su hija Helena. Estuvimos allí un rato con las niñas y viendo como unos adolescentes vietnamitas ensayaban su coreografía rapera en el palco de la música, y también como practicaban un deporte que no sabemos como se llama y que nunca habíamos visto que consiste en tras poner una red como la de voley en el centro,  cosiste en lanzar con el pié al lado contrario una especie de pluma como con la que se juega al badmington. Nos quedamos sorprendidos del ejercicio que se hace con este deporte y lo fibrosos que están los que lo practican. A las 20:30h. como todos los días, estábamos de vuelta en el hotel para cenar con el resto del grupo.

DÍAS 22 Y 23: PASEO POR LA CIUDAD EN GRUPO

El día 22 salimos en grupo y comimos en nuestra terraza favorita, al lado de Lago Hoan Kiem y no recuerdo nada más.

El día 23 nos fuimos a las "36 calles" de compras y nos encontramos de frente con dos chicas (Blanca y Amanda) y un chico (no recuerdo su nombre), ellas eran chilenas y él argentino. Se habían conocido en la Bahía del Halon. Él estaba recorriendo Vietnam y algunos países mas asiáticos en bicicleta y había hecho amistad con ellas. Les llamó la atención vernos en grupo con tantas sillitas con niños vietnamitas y nos pararon para charlar. A Blanca le encantan los niños, tiene 6 hijos y 10 nietos, y por motivos de trabajo viaja todos los años a confeccionar ropa a Vietnam y en este viaje la acompañaba su hija menor, Amanda.

Les preguntamos dónde podíamos comer ya que Blanca todos los años viajaba a Hanoi y nos dijo que ellos iban precisamente a comer a un restaurante típico vietnamita y que si los queríamos acompañar, así que decidimos ir todos juntos. El restaurante era enorme y estaba abarrotado de gente. Nos pusieron en dos mesas ya que éramos 11 y 5 sillas de bebé.

Al salir de comer, nos intercambiamos correos electrónicos y nos despedimos.

Al llegar al hotel recibimos una llamada de Silvia y Alfonso para quedar para comer al día siguiente. Así que quedamos en el hotel a las 11h. Cuando acabe de contar nuestra estancia en Hanoi, contaré como conocimos a Silvia y Alfonso, hoy dos grande amigos y unas personas maravillosas.

martes, 16 de noviembre de 2010

DÍA 21: PLAZA DE LY THAI TÓ

Como el día anterior, no recuerdo lo que hemos hecho a lo largo de todo el día 22 de Octubre, pero sí que hemos llevado a Aitana a pasear a la plaza de Ly Thai Tó, dónde suele haber grupos de jovencillos ensayando coreográfias raperas.

Ese día íba con un vestido de toalla y lunares de colares que tenía su ranita a juego y le quedaba muy gracioso, al menos era muy alegre y estaba muy simpática.

Después fuimos a la terraza del Centro Comercial que está delante del Lago Hoan Kiem, y conocimos de casualidad a Hai, hoy una gran amiga vietnamita para toda la vida. Fue una bonita historia casual, ¡como son los niños!.

Aitana estaba jugando con su papá en brazos, cuando se acercaron a una puerta blanca que no tenía aspecto de ser nada importante, y la niña sin querer la golpeó con su manita. La puerta se abrió y apareció una guapísima vietnamita, vestida muy occidentalizada, con una preciosa melena negra. Empezó a jugar con la niña y a hablar con nosotros (en inglés evidentemente), y nos quedamos charlando con ella como una hora. Intercambiamos detalles de nuestras vidas, se presentó y nos dijo que se llamaba Hai, nosotros hicimos lo mismo, y era la Gerente del Centro Comercial, tenía 24 años y ya un cargo importante, al menos de una gran responsabilidad, así que aquella puerta que no parecía ser nada importante, resultó ser su oficina.

Después de estar bastante tiempo hablando con ella, nos preguntó si volveríamos por allí y le dijimos que sí, que nos encantaba ir a allí, y nos dijo que la llamáramos, y así lo hicimos. Había sido un gran día porque hoy Hai es una gran amiga que ocupa un gran lugar en nuestros corazones.

DÍA 20: AITANA Y EL TELÉFONO

Después de casi un mes, no logro recordar lo que hicimos el día 20 de Octubre, pero lo que sí recuerdo, es que mientras estábamos con Aitana en la cama al despertarnos, cogió el teléfono de la habitación y se puso a jugar con él, ¡¡si es que no podía ser de otra manera!!, ya empezaba a coger lo mejor de mamá, jajaja.

Recuerdo que esa foto se la pasé a mis compañeros de la oficina y cuando llegamos a España y la llevamos para que la conocieran, junto al resto de regalos, nos tenían esa foto enmarcada enorme y no pude evitar emocionarme al verla. Todos decían que sería una "Telefónica" más, y estoy seguro de ello ya que le han regalado ya varios teléfonos y le encantana, además de estar todo el día jugando con los móviles de papá y mamá, y con los inalámbricos de casa. Será una buena "Telefónica" como mamá.